La identidad y reputación online son dos conceptos, que si bien son similares, difieren en su significado. La Identidad hace referencia a lo que pretendemos ser o somos y es inherente al individuo; por otro lado, la reputación es la opinión que otros tienen sobre una persona o marca concretos, ésta se forma a base de lo que se dice o hace, aunque también de lo que los usuarios perciben o interpretan.
Con la llegada de internet, como mecanismo que multiplica la capacidad de establecer relaciones y comunicarnos, se ha creado un fuerte impacto en los procesos de creación de dicha identidad y reputación online, y por tanto, las reglas que siempre han regido se han visto modificadas en muchos aspectos. Los motivos de ello, como enumera Julio Alonso, director general de Weblogs SL, son:
1. Permanencia de la información en internet.
Aunque no sea del todo cierto, debemos trabajar teniéndolo en mente, porque no siempre controlas el sitio donde estas dejando tu opinión; y en segundo lugar, porque la principal difusión en internet se realiza a través de la copia de contenidos, en cuanto se publica algún contenido, éste empieza a ser replicado una y otra vez.
2. Facilidad para encontrar contenidos online.
Los contenidos publicados en internet, siempre son susceptibles de ser encontrados, indexados o copiados a través de Google. Esto genera transparencia a la vez que construye reputación online, ya que permite a cualquiera acceder al histórico de tus acciones u opiniones sobre una tema en cuestión, a pesar de la reciente jurisprudencia creada en relación con el derecho al olvido.
3. Credibilidad de las fuentes de información.
Tras años de bombardeo sistemático de contenidos unidireccionales en los medios de comunicación tradicionales, las marcas han visto mermada su credibilidad e influencia. En internet, se tiene mucha más información y de mayor calidad, formando a los clientes y convirtiéndolos en Smart Consumers. Las opiniones de individuos ajenos a la empresa pueden llegar a tener mucho peso y afectar de manera importante a la reputación online.
4. Los «expertos-aficionados»
Los aficionados a temas concretos han encontrado en las redes sociales una plataforma donde dar rienda suelta a sus experiencias y sabiduría sobre temas que les gustan, desarrollando niveles de conocimientos incluso superiores a los de muchos profesionales. Son fuentes de información de primer nivel que pueden generar opinión e influenciar sobre una marca o corporación.
5. La extrema velocidad del mundo digital.
Internet ha dado un nivel de celeridad a la transmisión de información que hasta ahora no se había experimentado. Su uso y en concreto el de las redes sociales puede medir la repercusión de una noticia en segundos por su viralización; y contada por sus propios protagonistas. En este caso, las respuestas corporativas habituales suelen ser excesivamente lentas, generando una merma en la reputación digital.
Como conclusión, la reputación online es algo que escapa al control de la marca, se genera de manera externa por lo que debe cuidarse al máximo, se tarda mucho en construirla y muy poco en destruirla. La elaboración de una buena reputación digital pasa por qué, cómo y dónde se va a comunicar en internet y por conocer las diversas herramientas de las que se dispone, siempre teniendo en mente a los usuarios y clientes con los que se generará el diálogo.
Imagenes: Freedigitalphotos.net (Michal Marcol & Kittikun Atsawintarangkul)
Hola Lorena,
Yo creo que actualmente la reputación online es algo básico para cualquier empresa y profesional, la información corre como la pólvora y si una marca tiene mala reputación, esto afectará directamente a su imagen y a sus ventas. Lo mismo ocurre con la marca personal, una mala crítica o malos comentarios online nos la pueden dinamitar en poco tiempo.
Un saludo.
Muy acertada la reflexión Juan Francisco, es necesario gestionar la reputación online tanto o más que la offline por su gran difusión. Agradecida por tu comentario, un saludo.