Jugar no es sólo cosa de niños. En los adultos ofrece resultados más que positivos y, de hecho, se ha convertido en una de las técnicas más efectivas en las estrategias de diferentes departamentos de las organizaciones cuando se trata de fidelizar clientes.
En concreto, el término gamificación consiste en la integración de herramientas y dinámicas de juego con el objetivo de involucrar e incentivar a los participantes en una acción de una forma más amena, divertida y, lo más importante, eficaz. Así, para el área de marketing, esta metodología ayuda a las organizaciones no sólo a obtener una mayor implicación de sus públicos sino también a generar engagement.
El Informe ‘Las organizaciones ante el reto de la gamificación’ revela que las campañas de fidelización que contemplan mecánicas de juego pueden incrementar su eficacia hasta un 80% en términos de rentabilidad, nivel de respuesta, participación de audiencias.
Pasar de un consumidor pasivo a un cliente fiel es uno de los objetivos prioritarios de la mayoría de las compañías. Una meta más cerca de ser alcanzada si se implanta una estrategia de juegos. ¿Cómo deben las empresas llevar a cabo este proceso?
Factores a valorar antes de implantar una estrategia de gamificación
Lo primero que debe hacer una compañía antes de apostar por la gamificación es analizar si tiene sentido adoptar una estrategia de este tipo o no. Para realizar esta primera reflexión, debemos tener en cuenta los siguientes factores:
- Qué objetivos se persiguen. Identificar los objetivos y definir los productos y servicios que se quieren potenciar es prioritario para saber a dónde queremos llegar. La gamificación es el canal para impulsar el comportamiento de un usuario y ayudar a la marca a lograr ese fin, aunque no hay que olvidar que esta técnica debe integrarse como parte de una estrategia global a largo plazo y no de forma independiente.
- A qué público nos dirigimos. Tener un conocimiento pormenorizado, preciso y segmentado de nuestros clientes, es decir, de los destinatarios a quiénes nos vamos a dirigir, es clave para que el resultado de la estrategia se ajuste a nuestras necesidades. Cuáles son sus gustos, características, necesidades, demandas, etc., nos ayudará a encauzar todo el proceso de un modo más eficaz.
- Cómo llegamos a nuestros clientes. No sólo es importante el qué y a quién, sino también el cómo. Esto implica investigar y conocer bien a nuestros usuarios para establecer de un modo más efectivo la mecánica de juego, es decir, aquello que instará al consumidor a decidirse a participar en él.
- El apoyo de las nuevas tecnologías. Las plataformas de social media dan pie a una relación más cercana y distendida con nuestros clientes, lo que ayuda a crear conexiones de gran valor con ellos. Generar en los usuarios un sentimiento de pertenencia a la marca es sinónimo de mayores beneficios para la compañía.
- Medir nuestra acción. Establecer indicadores de rendimiento y medir estos KPIs para tener claros los pasos a seguir en cada momento nos ayudará a saber si nuestra estrategia está alcanzando los resultados esperados para, en caso de que fuese necesario, redirigir la campaña.
Beneficios del juego para las organizaciones
Como comentábamos anteriormente, la gamificación no es un fin, sino un medio para conseguir un objetivo. Por ello, los resultados de esta estrategia no siempre son inmediatos. Se trata de un proceso a largo plazo que implica una consultoría inicial, un periodo de implantación y un crecimiento embrionario. No obstante, los beneficios de este tipo de técnicas son múltiples:
- Incrementa el engagement. Apostar por el juego conlleva una mayor implicación, interacción y participación de los usuarios en los diferentes canales de la marca, lo que fomenta una mayor comunidad de seguidores y más conexión con ellos.
- Mejora la imagen de marca. El juego activo y la interacción bidireccional provoca que los usuarios se sientan parte de la compañía. Una experiencia positiva que conlleva que los productos y servicios de la marca estén presentes en la mente del consumidor.
- Incentiva las ventas. Una de las técnicas más habituales de la gamificación es premiar la participación de los usuarios. Por ejemplo, la recompensa a los clientes a través de puntos canjeables para futuras compras es una técnica muy común para animar a los clientes a comprar más. Asimismo, el ‘boca a boca’ y la viralización de los contenidos potencia el conocimiento de la compañía y el crecimiento del negocio.
- Mejora el posicionamiento en el mercado. A través del juego se logra que los clientes se involucren más con la compañía, lo que aumenta la visibilidad de nuestra actividad y supone un mayor reconocimiento de marca frente a la competencia. La implementación de este tipo de juegos se posiciona como una estrategia diferencial frente a otras compañías.
Ejemplos de éxito de una estrategia de gamificación
Fidelizar a través del juego es posible. De hecho, dos ejemplos de ello son M&M’s y Nike. La compañía estadounidense de ‘smarties’ lanzó en 2013 un juego inspirado en el clásico ‘Buscando a Wally’ que consistía en buscar un pretzel, un dulce alemán en forma de lazo, escondido en una imagen repleta de M&M’s. A través de este juego, la multinacional logró más de 25.000 nuevos ‘Me gusta’ en su página de Facebook, 6.000 compartidos y 10.000 comentarios.
En el caso de Nike, los usuarios de la marca competían entre sí mostrando su actividad física diaria a través de una app. Los ejercicios superados se convertían en puntos que, una vez acumulados, desbloqueaban trofeos y premios especiales. Gracias a esta iniciativa, Nike impulsó la visibilidad de la marca y aumentó en un 65% las ventas de las zapatillas para correr.