Cuando hablamos de experiencia del usuario (o UX) estamos hablando de la calidad de la interacción entre una persona y un producto o sistema (la mayor parte de las veces nos referimos a una página web o una app). Es decir, trabajar en UX consiste en conseguir que el cliente llegue al destino que desea tan satisfecho como sea posible.
A continuación exponemos algunas de las tendencias UX para este 2016.
El diseño deja de ser el centro
Podríamos decir que, hasta ahora, “UX” y “diseño” siempre han ido de la mano. Una de las principales tareas (sino la única) en la que la mayor parte de las empresas han gastado sus horas en el trabajo de la experiencia del usuario, ha sido la de crear un diseño para su página web, app, etc. en el que el usuario se sintiera cómodo y familiarizado, con el objetivo de facilitar la venta (o conversión). Ahora nos encontramos que esta tarea pierde relevancia, y esto es debido a diversos factores.
Por un lado podemos ver cómo cada vez está más marcado lo que se considera un diseño “correcto”, es decir los navegadores y los sistemas operativos nos guían hacia un mismo diseño que ellos consideran un buen estándar de usabilidad. Esto nos lleva a todos a tener un diseño parecido por lo que es difícil encontrarle la diferenciación.
Por otro lado ya tenemos al usuario “amaestrado”, lo hemos “domado” para que reaccione con facilidad ante ciertos patrones, entiende cómo debe navegar en un diseño estándar, por lo que antes de innovar por innovar, debemos recordar que cambiar estos patrones supone eliminar la familiaridad que ofrecen al usuario.
Las apps por su lado están empezando a ofrecer funciones independientes a su interfaz, es decir, funciones como las notificaciones en el móvil o siri hacen que no tengamos que abrir la app para llegar hasta la información que buscamos.
Para poner un ejemplo, la aplicación facebook M nos va a permitir poder comprar productos o hacer una reservas sin salir de una conversación de chat. Esto va a hacer que para muchas empresas pierda el sentido gastar mucho presupuesto en un buen diseño.
El usuario reclama una experiencia única en cada momento
Hasta hace poco las webs corporativas intentaban recolectar toda la información y ofrecerla al usuario para que pudiera disponer de ella en todo momento, por eso era imprescindible la figura del arquitecto de la información, para que gestionara los altos volúmenes de contenido y la complejidad que suponía poderlo ordenar de la manera más adecuada.
Ahora la tendencia está cambiando y lo importante es ofrecer la información correcta en el momento exacto. Las personas no quieren estar tomando decisiones en cada momento, lo que buscan es una experiencia lineal que les guíe hacia un destino esperado.
Del mismo modo también los canales por los que se ofrece la información se dividen según la necesidad de cada usuario, ya no se acumula toda la información en un sitio web ahora las empresas tienen diferentes sitios web, microsites, aplicaciones móviles, perfiles sociales, blogs, canales, intranets y sitios internos, etc.
Podemos extraer diferentes conclusiones de estos hechos. La primera es que la arquitectura del contenido va a ir quedando relevada por la estrategia de contenidos, lo importante será saber qué publicar, dónde publicarlo y cuándo hacerlo.
Además la importancia del trabajo en UX no va a ser tanto ordenar el contenido sino crear una experiencia lineal, que se adapte a las necesidades específicas de un momento concreto.
Hay que tener en cuenta que el usuario ya no busca una web responsive que pueda ver en diferentes dispositivos, sino que espera encontrar una experiencia adaptada a cada dispositivo.
UX y las empresas
La palabra “UX” se integra cada vez más en las cabezas de los altos directivos de las empresas. El concepto de “experiencia del usuario” ya ha cruzado la delgada línea que separa a las nuevas tendencias de ser simples palabras de moda que se desvanecen con el tiempo, de las que han venido para quedarse. No tenemos que convencer a nadie que la UX es importante, pues ha dejado de ser un diferencial entre empresas para convertirse en una necesidad.
Esto, lógicamente, ha tenido sus consecuencias. Por un lado nos encontramos que las empresas han invadido los contenidos de UX en Internet, cada vez que entramos en un artículo interesante sobre UX es probable que sea una empresa la que se encuentra detrás de su redacción. Esto no tiene porque ser malo, en realidad las empresas tienen más recursos y se dedican a proyectos más grandes, así que la información que puede ofrecer una empresa frente a la que puede conseguir un simple autor independiente es mayor.
Pero sí que es verdad que las empresas, al fin y al cabo, escriben para vender su producto o servicio, para posicionarse como líderes de opinión y generar tráfico en su sitio web. Debemos preguntarnos entonces ¿cuál va a ser el desenlace de todo esto? porque es posible que en pocos años haya una fuerte disminución de autores independientes, porque opinen que es mejor invertir el tiempo y el esfuerzo en algo en lo que no haya tanta competencia. Esto quiere decir que ahora mismo hay una gran base de contenido imparcial y desinteresado, sin objetivo de vender nada, de la que disfrutamos pero que en breves podría desaparecer.
Por otro lado, ahora todos los proyectos de una empresa deben tener en cuenta la experiencia del usuario, y cada miembro del equipo tiene un papel importante en UX. Lo que debe hacer el diseñador UX, es enseñar a cada miembro del equipo la aportación que puede hacer para mejorar la experiencia del usuario, y coordinar a su vez a todo el equipo para guiar el esfuerzo colectivo.
El Internet de las personas
Hasta ahora ha habido una tendencia a evolucionar centrándonos en innovaciones por el simple hecho de ser nuevas, y nos hemos olvidado de preguntarnos qué nos aportan. Han aparecido nuevos dispositivos, y de cada uno de ellos se esperaba que tuviera la tirada del smartphone, pero muchos de estos en vez de simplificar nuestras vidas parecen complicarlas más. Los smartwatch han sido el éxito del 2015, sí, pero nadie sabe muy bien qué hacer con él ahora que se lo ha comprado.
Debemos empezar a pensar en mejorar el uso de los dispositivos que ya tenemos en vez de empezar a crear nuevos sin control.
Parece que estemos haciendo el proceso a la inversa, primero creamos el producto y luego intentamos buscar utilidades, en vez de pensar en utilidades valiosas y luego crear un producto que las tenga.
Hay un ritmo de adaptación a los cambios y el éxito se encuentra en adaptarse a él.
Ilustración de Julia Gallardo