El pasado viernes conocimos otro ataque a la privacidad de otra aplicación, esta vez, ha sido a Snapchat,.una aplicación para enviar imágenes y vídeos temporales a amigos. Se trata básicamente un servicio de mensajería instantáneo efímera en el que las fotografías y vídeos compartidos desaparecen: se autodestruyen a los pocos segundos de ser recibidos.
Esta aplicación no es la primera vez que sufre “asaltos” que afectan de manera nociva a la privacidad de sus usuarios.
En este último caso, más de cien mil fotografías privadas de usuarios Snapchat , que se suponían estaban eliminadas, fueron en su lugar guardadas, hackeadas y estuvieron circularon por la red a través del sitio web 4chan.
El agravante y lo que preocupa a los expertos es que la mitad de los usuarios de Snapchat tienen entre 13 y 17 años y puede que muchas de las imágenes filtradas pertenezcan a menores, con el consecuente riesgo que eso conlleva.
Fallo externo, echando balones fuera
Los responsables de la aplicación aseguraron que no ha sido un fallo en sus servidores y que el filtrado se produjo por aplicaciones de terceros que utilizan la API de Snapchat.
A través de su cuenta oficial de Twitter, Snapchat lo expresaba de esta manera:
«Los snapchatters (usuarios de Snapchat) han sido víctimas por su uso de aplicaciones de terceros que les permiten enviar y recibir snaps, una práctica que nosotros siempre hemos prohibido expresamente en nuestras políticas»,
Este argumento parece poco tranquilizador y pone en relieve la fragilidad de los sistemas responsables de blindar la privacidad de los usuarios.
Usuarios desamparados
Lo que preocupa es el nivel de exposición de los usuarios y como puede vulnerarse de manera tan fragante sus derechos, pese a que los responsables de la aplicación no han reconocido fallo interno y han recomendado a sus usuarios evitar la utilización de «apps» de terceros en su nueva entrada de su blog oficial.
«Cuando le das tus credenciales de acceso a una aplicación de terceros,estás permitiendo que el desarrollador y un posible criminal, pueda entrar a tu información de cuenta y enviar contenido en tu nombre», destacan.
Cuando los errores se repiten
No es la primera vez que esta aplicación sufre un ataque, el último tuvo lugar el pasado mes de febrero donde 4,6 millones de cuentas fueron hackeadas, y se distribuyeron por internet los nombres de los usuarios y los teléfonos asociados a las cuentas.
Posteriormente se detecto el envío masivo de SPAM desde cuentas de usuarios sin que estos tuvieran conocimiento.
Fue tras estos graves incidentes que no pocos expertos en seguridad advirtieron que Snapchat no hacía los esfuerzos suficientes para garantizar la seguridad de su plataforma, cuestionaron sus protocolos de seguridad y señalaron varias vulnerabilidades del sistema.
Pero parece que la seguridad de los usuarios, sigue sin ocupar los mayores esfuerzos y que muchas de las aplicaciones que utilizamos habitualmente, no pueden garantizar la seguridad ni la consiguiente privacidad.
Creo que si snapchat sigue en esta línea acabará por autodestruirse. Principalmente porque entre las necesidades que pretenden cubrir, está la del envío de archivos que, a priori, no puedan ser compartidos y por lo tanto se trate de una forma «segura» de enviar información, objetivo que no están cumpliendo.
Ciertamente Lorena, parece ser una manera bastante efectiva de autoinmolarse como aplicación. Mas teniendo en cuenta el tipo de usuarios que mas la utilizan con una amplia cantidad de menores.
Se esta paradoja que señalas, que se supone que es una aplicación para obtener mas seguridad en el envío de archivos.