Son muchos los estudios que se llevan realizando en los últimos años para intentar conocer algo más acerca del comportamiento del ser humano en las redes sociales. Nos guste o no, estos espacios son parte de las relaciones personales, una parte tremendamente importante y, por ende, no es de extrañar que empiece a ser objeto de análisis.
Pero, sobre todo, el centro de atención se focaliza en Facebook, red social por excelencia. Con cerca de 900 millones de usuarios registrados alrededor de todo el mundo y más de 83 millones de fotografías subidas a diario, nadie puede dudar ya la importancia que tiene en los comportamientos sociales.
Y entre todos estos estudios, ha habido multitud de resultados. Por ejemplo, que puede amenazar nuestro bienestar, ya que puede hacernos perder nuestra confianza en la sociedad al estar expuestos a leer comentarios homófobos, racistas o misóginos en nuestras búsquedas en las redes sociales, tanto de amigos como de otros usuarios. También se ha dicho que no nos ayuda a ser felices, puesto que es un espacio para narcisistas en el que no todos tienen cabida.
En contraste, y con un resultado totalmente diferente a estos dos que os comento, la última investigación realizada sobre el comportamiento social en Facebook revela que la herramienta llega a servir a los usuarios como terapeuta personal. El estudio, llamado Facebook Therapy? Why People Share Self-Relevant Content Online ha sido realizado por Eva Buechel y Jonah Berger, de la Universidad de Miami y la de Pensilvania respectivamente
Ahora ya sabéis porqué veis diariamente en vuestros muros quejas o lamentos de vuestros amigos. Solo buscan aceptación social, compartir sus penas y que éstas sean escuchadas. Según el estudio, estas lamentaciones provienen de personas emocionalmente inestables, ya que son más propensas a publicar más mensajes personales y con más asiduidad en Facebook. Pero, ¿por qué buscan esa aceptación? El poco control que tienen sobre sus emociones puede ser la causa, ya que sienten la necesidad de manifestarlas con el fin de recibir apoyo social en las redes y sentirse un poco mejor consigo mismos.
Surge ahora una contradicción muy curiosa, ya que este tipo de usuarios no suele hacer lo mismo en el mundo offline. Es decir, no comunican todos esos mensajes de quejas y lamentos en sus relaciones personales, por lo que se comportan de una manera totalmente diferente según el mundo en el que se muevan. Mientras que en las redes sociales, y concretamente en Facebook, tienen la necesidad de publicar toda su vida en todo momento, en su mundo offline no sucede de la misma forma. Sobre este tema podríamos sumergirnos en otro debate sobre si nos comportamos igual o no en nuestra vida online y en nuestra vida offline. Pero volvamos a lo que nos compete.
Aunque pueda parecer que estos usuarios más inestables emocionalmente consiguen lo que necesitan a través de Facebook, ese bienestar no deja de ser momentáneo ya que compartir nuestras penas con el mundo virtual puede ser al mismo tiempo lo mismo que no hacerlo. La gente suele mostrar en Facebook lo mejor de sí mismos, incluso cuando se habla de algo negativo, por lo que quizás se encuentren con una situación falsa, frívola y que no les reportará ningún beneficio en especial.
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