Las criptomonedas serían actualmente los activos financieros más atractivos del mundo, no solo por la innovación tecnológica que las rige, sino también por los constantes (y significativos) picos de crecimiento que incrementan su valor en porcentajes de hasta 1.000% anual. La capacidad de ser utilizadas como moneda de cambio en algunos establecimientos añade un valor adicional.
A pesar de este incremento en la popularidad, lo cierto es que hay muchos detalles que la mayoría de las personas aún no comprende sobre estos activos. Uno de estos es la minería, proceso mediante el cuál se obtienen criptomonedas sin necesidad de comprarlas en plataformas de exchange.
Cómo funciona la minería
Se le conoce como minería, aunque no tenga mayor relación con este proceso, debido a que se hace un símil entre la extracción de minerales preciosos no renovables y la constante disminución en el suministro de criptomonedas. En realidad la minería se basa en la resolución de problemas complejos que nos dan criptomonedas como recompensa.
Estos problemas se realizan con la intención de procesar y registrar transacciones realizadas dentro de la cadena de bloques, obteniendo como “pago” fracciones de la criptomoneda que estemos minando. Al registrar transacciones dentro de la Blockchain de Bitcoin, obtendremos fragmentos de BTC como recompensa.
Al ser problemas complejos, estos requieren un gran poder de procesamiento y energía para llevarse a cabo, por lo que es necesario contar con equipo especializado para la minería. Inicialmente la minería se realizaba con procesamiento central (CPU), más adelante con procesamiento gráfico (GPU), y en la actualidad se lleva a cabo con equipos especializados conocidos como ASIC.
Criptomonedas “no minables”
Este proceso ha generado distintas polémicas alrededor del mundo, desde un gasto de energía excesivo hasta manipulación del mercado, por lo que con el pasar del tiempo se habrían comenzado a desarrollar alternativas para sustituir la minería. Uno de estos es el uso de algoritmos de prueba de participación (PoS) en vez del protocolo de prueba de trabajo (PoW).
Como su nombre lo indica, la prueba de trabajo se basa en poner a nuestro computador a trabajar para tener más probabilidades de ganar criptomonedas. La prueba de participación elimina la necesidad de equipos para minar, ya que no se basa en la resolución de problemas mediante poder informático, sino mediante el staking (apuesta) de nuestras propias criptomonedas.
Alternativas de inversión
Aunque la minería esté cambiando, lo cierto es que el protocolo PoW seguiría siendo el más importante del mercado, lo que significa que invertir en este mercado requerirá de la adquisición de una gran cantidad de equipos ASIC, así como un suministro constante de energía y conexión a Internet.
Si no queremos invertir de esta manera, siempre existe la posibilidad de comprar y vender, la opción elegida por la mayoría de los entusiastas de las criptomonedas. Esto puede realizarse de manera directa mediante plataformas de intercambio, o invirtiendo en derivados de la mano de servicios como Immediate Edge.
Cada método cuenta con una metodología y un riesgo distinto, por lo que es el inversionista (seguín su perfil) quien debe determinar cuál es el canal de inversión que le parece más propicio. Aunque siempre es ideal mantener un portafolio diversificado para mitigar pérdidas, lo cierto es que solo los inversionistas con mayores conocimientos suelen llevar a cabo este proceso de expansión.
La minería de criptomonedas es un proceso complejo, sin embargo, sus principios no son demasiado complicados de entender. Aunque con el pasar de los años la minería parecería estar perdiendo relevancia, la realidad parece ser que prevalecerá como uno de los canales más utilizados para obtener criptomonedas por los próximos años.