La noticia de ayer: información y social media

A pesar de que pueda parecer anecdótico, lo que voy a contar me resulta especialmente significativo desde el punto de vista de la relación entre información y social media.

La noticia de ayer (o antes de ayer)

Esta semana, durante quizás un par de días, circuló por Internet (en especial, por las Redes Sociales), un vídeo en el que el alcalde de una ciudad española digamos que abroncaba a varios de los concejales por el uso privado que estaban realizando de un espacio público (en este caso, el palco municipal de un teatro).

La cosa no tendría otra relevancia que la política (en lo que no entraré) si no fuese porque, al cabo del tiempo, los grandes medios nacionales se hicieron «eco de la noticia». Apareció entonces el vídeo en los espacios de noticias de los canales de televisión, en la prensa, en la radio (obviamente, el audio…).

Lo interesante es precisamente esa expresión: «hacerse eco». La prensa convencional estaba dando una noticia que en las redes sociales era ya casi vieja. Ya se había viralizado, ya se conocía, ya se había comentado…

Y es un fenómeno habitual. Los medios convencionales van cada vez más a la zaga de la información que se comparte y circula a través de la redes sociales, que se convierten así en los canales avanzados por los que nos llega esa información. Muchas veces, los únicos canales a través de los que podemos acceder a la información de mayor interés: ésa que los mass media marginan porque o es demasiado compleja, o afecta a sus intereses, o no aporta al share…

¿Social Media en crisis?

Pero a la vez, sabemos que el social media, tal como lo entendemos hoy en día, podría estar en crisis.

Enrique Dans, en un recientísimo post que abunda en lo que anticipábamos aquí hace ya un año (Facebook y adolescentes que huyen), ponía el foco sobre el ocaso generacional del social media. Argumenta, y con razón, creo, que los jóvenes están abandonando redes como Facebook o Twitter en favor de aplicaciones de mensajería instantánea como Snapchat, Whatsapp u otras semejantes, emigrando de una comunicación pública a una privada. La única red que hoy parece mantenerse entre los jóvenes es Instagram.

Sin entrar en la polémica de equiparar social media con las dos grandes redes (Facebook y Twitter), o en si el sistema de grupos o listas de disfusión de servicios como el de Whatsapp podrían considerarse o no social media, lo cierto es que ese abandono de las dos grandes redes está ahí y es una tendencia que se agudiza desde por los menos finales de 2014.

Pero creo que, como decíamos en aquel post, la cuestión es algo más compleja que los dictados de una moda o cambio de hábitos generacionales.

Información y Social Media.

Tanto Facebook como Twitter pueden estar sufriendo un proceso de espacialización: de una comunicación privada y abierta a una comunicación pública y abierta.

¿Nos hemos percatado de que paulatinamente los muros y timelines de nuestros contactos han ido vaciándose de contenidos íntimos y se han ido llenando de contenidos más sociales? Hemos pasado de postear o compartir másivamente lo que hacemos, narrar nuestra vida en tiempo real a través de las redes, a manifestar mayoritariamente nuestras opiniones sobre cuestiones de ámbito más público: cuestiones culturales, científicas, deportivas, políticas, información, temas profesionales, branding personal… El uso que estamos haciendo de las redes sociales tiene cada vez menos de exhibición pública de nuestras vergüenzas y más de exposición de nuestro «rostro social» (con los tintes de marketing que ello pueda tener en cada caso…). Y eso permite asociar social media y hábitos de consumo: nuestro rostro social tiene, claro, una vertiente económica.

Todo esto, obviamente, no encaja con el comportamiento adolescente (generalizando). A esa edad nuestro perfil público es casi nulo. Nuestras preocupaciones tienen más que ver con lo privado y personal y ni Facebook ni Twitter se acomodan tan bien como otras redes o apps a estas necesidades. Por eso hemos de exceptuar de este problema a Instagram, una red que como ya dijimos responde perfectamente al concepto de diario visual online, público y abierto (¿La búsqueda de privacidad es un factor tan relevante como Dans y otros analistas le otorgan?), y por eso los sistemas de mensajería privada, con grupos cerrados, listas de difusión y herramientas para eliminar contenido del que nos podamos arrepentir están ganando terreno en estas franjas de edad.

Sin perjuicio de que, aunque nos parezca inimaginable, Twitter y Facebook podrían acabar desapareciendo, lo cierto es que, lejos de alarmas, lo que sí se percibe es una profunda transformación en cuanto al uso que hacemos del social media en general. Hay especialización. Escogemos las redes que mejor se acomodan a nuestro perfil (la edad es sólo uno de los factores) y las cambiamos conforme cambiamos. Y nuestro uso al mismo tiempo transforma las propias redes. Si quien tiene hoy 20 años, dentro de 5 o 10 años necesita dar salida a otras necesidades comunicativas, buscará la red que mejor se adapte a ello. Si no tiene ese interés seguirá haciendo lo que hacía por los mismos medios o a través de otras apps que se adepten mejor o le ofrezcan un mejor servicio.

Imagen vía Pixabay

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Transfronterizo por vocación. Sosias (o a la inversa) de Mario Herder. Mezclando literatura con Web 2.0. Puedes encontrarme en rcostas.com y colaborando aquí, en Digital Marketing Trends.

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