Dijo un filósofo algún día que “os juegos de los niños no son tal cosa, sino sus más serias actividades”. Luego, cuando se dijo que se puede aprender jugando, el paradigma de lo que realmente es un juego fue cambiando hasta lo que conocemos.
Hoy existe el concepto de ludificación, o “gamificación” por su anglicismo, el cual lleva el juego hasta los procesos creativos, administrativos y productivos de una empresa, generando marcas más comprometidas con su público.
¿Por qué específicamente el poker?
El Texas Hold’em es un juego de información imperfecta. El sistema de juego brinda la misma información a los jugadores (flop, turn y river, las cinco cartas que todos ven), pero a su vez, cada uno tiene también una información que los demás no (sus propias cartas).
Lo que lo vuelve un juego perfecto para representar las realidades de los mercados competitivos, en los que la mayoría ve lo mismo y es muchas veces imposible el conocer lo que hará la competencia.
Además, es un juego de azar que la mayoría conoce, así que es super simple internalizar las enseñanzas.
¿Cómo llevar el proceso de juego?
Muchas marcas deciden aplicar la gamificación y, por momentos, volver sus oficinas casinos al estilo Mr Green en los que los empleados puedan ejercitar el pensamiento estratégico y proceso de resolución de conflictos, buscando extrapolar las acciones de un juego a las de la cotidianidad de su trabajo.
Tomando al poker como una metáfora, a cada uno de los participantes se les da información parcial de un hecho (sus dos cartas), mientras que de manera pública se hace saber otro tipo de información (flop, turn y river).
El resultado que se espera obtener es que cada quien haga el mejor uso de la información según lo que saben, pero también dejando espacio para las cosas que no saben (las cartas de los demás participantes).
Con este sistema de pensamiento de poker se amplía el nivel de pensamiento de los empleados y se aprende a ver más allá de lo que está a simple vista. Además de que se ejercita para jugar el poker en la vida real, claro está.
Asimismo, existe otra variante de este juego aplicado en gamificación y es el de ejercitar la comunicación. ¿Qué pasaría si en el poker todos conocen las cartas? pues no existirían sorpresas.
Y eso es exactamente lo que se busca. A través de una especie de partida de poker colectiva, los participantes pueden comprender la importancia de la comunicación para la obtención de resultados.
Cuando todos comparten lo que saben (sus cartas), el objetivo grupal se cumple más fácilmente.
Otras aplicaciones
Existe una manera de incorporar al cliente a la gamificación con poker, y es quizás la más interesante, ya que en esta la casa siempre gana.
Al aplicar la gamificación en el marketing, es posible extraer de los clientes ciertas que la empresa necesita saber (conocer sus cartas). Un premio por participar en una mini-encuesta es una manera de decir “hey, tengo algo para ti si me dejas ver tus cartas”.
El poker es un juego de información, así como lo es marketing y la empresa en general. Quienes se animan a ver las similaridades entre uno y otro y aplicar lo que el poker tiene para enseñar, rápidamente se convertirán en jugadores que no tengan miedo a decir “all in”.