Las semanas previas al acontecimiento electoral del domingo 24 de mayo ya vaticinaban aires de cambio de poder político. Jornada tras jornada podíamos ver en los medios de comunicación que los partidos estaban sumidos en una apasionada campaña, con el objetivo de que sus cantos de sirena persuadieran al elevado porcentaje de electores indecisos. Todas las encuestas pronosticaron que en estas elecciones la contienda en las urnas se decantaría a favor de aquel con mayor poder disuasorio hacia las masas más erráticas del electorado.
En la escena de las disputas retóricas han irrumpido nuevas formaciones políticas que prometían una ruptura con la vieja escuela del bipartidismo: Podemos, nuevas iniciativas de unidad popular a nivel municipal y Ciudadanos
Mientras tanto, los dos partidos clásicos PP y PSOE se han afanado en difundir sus programas como la única alternativa viable para evitar el supuesto caos de la fragmentación parlamentaria (obviamente cada uno desde su posición: el partido conservador se designaba a sí mismo como garante de la recuperación, pese sus dramáticas e injustas políticas sociales; y el PSOE se centraba en mostrarse como el único cambio real y posible). Sin embargo, todos los sondeos anteriores a las elecciones ya nos insinuaban que el resultado rompería la dinámica del cara/cruz (PP/PSOE), entrando en juego los nuevos partidos para fraccionar el pastel en nuevos colores.
La profecía de las encuestas se cumplió el día de las elecciones. Las grandes ciudades de nuestro país tienen ahora la oportunidad de ser dirigidas por agrupaciones políticas que han puesto en entredicho el anacrónico orden establecido por el bipartidismo. Plataformas ciudadanas como Ahora Madrid, Barcelona en Comú o las Mareas Atlánticas en Galicia tienen ante sí el reto de liderar una auténtica transformación en sus municipios. Además, en estas elecciones otros partidos de participación abierta a los ciudadanos también tendrán la llave del cambio en capitales como Valencia, Valladolid o Zaragoza. En lo que se refiere a las autonomías, la puerta hacia un nuevo horizonte político ha quedado en manos de los nuevos partidos: Podemos y Ciudadanos.
Ha quedado más patente que nunca la ruptura de las mayorías absolutas, de modo que la gobernabilidad del municipio estará supeditada a la capacidad de acercamiento y de diálogo entre las diferentes fuerzas políticas
Los electores, a través de las redes sociales, no tardaron en hacerse eco de las consecuencias de la noche electoral. En este post recopilamos algunos de los ‘tweets’ más impactantes y reveladores de lo que estaba sucediendo. En el caso de la victoria de Ada Colau, los twiteros se apresuraron a recordar con varias fotografías su combativa oposición:
Tras la derrota del Partido Popular en Madrid, otros internautas rememoraron de forma irónica las críticas de Esperanza Aguirre 4 años atrás a movimientos sociales como el 15M -germen de las iniciativas de unidad popular que le arrebatarán la alcaldía:
Y otros tweets ya presagiaban lo que los medios han dado a conocer durante estos días: la celeridad con la que los gobiernos municipales y autonómicos salientes se apresurarían a eliminar documentos comprometedores
El mejor resumen de la dispersión de votos resultante en estas elecciones posiblemente sea mostrado en este tweet. Con mucha sorna y creatividad, ofrece una analogía entre el mapa político de Catalunya y el estilo trencadís de la obra artística de Gaudí:
Todos estos tweets ofrecen una visión bastante mordaz de las elecciones que vivimos hace poco más de una semana. Sólo queda por ver si esta ola de transformación política responde a las expectativas y supone un verdadero cambio en nuestras vidas.
Imagen destacada cortesía de Suxsieq