La brecha digital no se reduce, sino que aumenta en la medida en que aparecen aplicaciones, herramientas y redes. El Social Media, entonces, si bien ha permitido facilitar la comunicación y ofrecer una democratización en cuanto a la posibilidad de participar, ha fallado en cuanto a la atracción de aquellos inmigrantes digitales que, más allá de los básicos (Facebook, Candy Crush, WhatsApp…) no han sabido dar el paso a la utilización y, quizás peor aún, al conocimiento y reconocimiento de las herramientas, de los usuarios y de la utilización que estos últimos hacen de las primeras.
Digo esto porque lo he constatado esta misma semana: los adultos de más de 40 años (muchos de ellos, no vaya a ser que generalicemos demasiado), no saben de qué manera las nuevas generaciones utilizan las redes sociales ni las apps, ni tampoco para qué. En medio de un proyecto de desarrollo digital, me he encontrado discutiendo sobre el uso de aplicaciones de contactos por medio de la geolocalización con una persona que apenas sabe utilizar su teléfono móvil. Lo malo no es que no las use, porque allá cada uno, pero que diga que eso es una «chorrada» y que eso no tiene repercusión, porque ni ella ni su entorno cercano las descargan. Así de tajante. Esa persona está cerca de los 50 y claramente no es el público objetivo directo de este tipo de herramientas de Social Media.
Como decía, el problema no es que no las utilice, sino que lo grave es que ni siquiera sea capaz de reconocer esa brecha que la separa de las nuevas generaciones, ni de asumir como válidos los resultados de informes de uso y comportamiento de jóvenes y adolescentes en el entorno digital, que cada cierto tiempo se publican en España. Uno de Tuenti Móvil sostenía que más del 60% de los jóvenes de 18 a 35 años utilizaban el móvil para ligar. El portal MobilFriends lo situaba en el 77%, explicado por la falta de tiempo para conectar con otros.
Futuro del Social Media en España
Con España en el segundo lugar en Europa de los países que más aplicaciones de contactos descargan en sus móviles, ¿queda alguna duda de aquello que separa a las generaciones? Efectivamente no, pero vuelvo a la idea inicial: lo terrible no es la brecha, porque a la velocidad a la que avanza la tecnología y con la poca educación digital que tenemos, no es de extrañar que haya tal separación entre inmigrantes y nativos digitales. El problema surge de la ceguera ante los cambios sociales, culturales y económicos que está motivando la tecnología no solo en las relaciones interpersonales y grupales, sino también en áreas como el marketing, la publicidad, la atención al cliente, las ventas, el desarrollo de nuevas ideas, el emprendimiento…
Si no conseguimos al menos entender que las costumbres y los usos están cambiando vertiginosamente, en vez de alarmarnos porque las cosas ya no son como antes, el futuro que se presenta para el Social Media es más oscuro que luminoso.